jueves, 5 de febrero de 2009

ELLA Y EL

Ella reposa cerca de su ventana, pensando en las cosas del mañana.
El se distrae con cosas del pasado, detrás de una hoja en blanco.
Ella se pierde en su soledad, esa que nadie ve, mientras todos duermen.
El acompaña su silencio con versos, prosas y metáforas de compasión.
Ella aun cree en el amor, aunque ya no en sus estados más puros.
El piensa que el amor es un suspiro interminable, sencillo, limpio, pero vano.
Ella se siente amada tres noches por semana, en un lecho nupcial de sabanas blancas.
El ama las noches que desea, en cualquier cama, bajo cualquier sabana.
Ella distingue el deseo, desmenuza la pasión entre juego de palabras y se deja llevar.
El ve más allá de las cortinas, detrás de los cristales, y encuentra sentimientos olvidados.
Ella deja volar su corazón para ser atrapado por el mejor cazador o el peor pirata.
El se disfraza de todos los hombres, con tal de quemarse bajo el fuego de sus volcanes.
Ella cree en las mentiras, cuando necesita de ellas, para no sentirse a oscuras en su habitación.
El destruye las caretas, vistiéndolas de bellas esperanzas, que a la larga hacen sentir bien.
Ella esta en un lugar muy lejano, pero siente que puede ser amada, sin importar distancias.
El dibuja puentes con palabras, para acortar lejanías, deseando llegar en forma de suspiro.
Ella piensa en él a veces, cuando la noche cae bajo su manto azul, desea perderse a su lado por las calles de Lima.
El piensa en ella desde que cae la tarde, y anhela abrazarla muy fuerte bajo el hermoso cielo de Arecibo.
Ella cierra su ventana, se lamenta de su soledad y deja caer una lágrima.
El aprendió a convivir con el silencio, pero esta noche, se apoya en su ventana, suspira mirando a la luna, deja caer una lagrima… y se pone a escribir.

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