domingo, 1 de febrero de 2009

AMORES QUE DUELEN


La pequeña Gabrielita anda muy distraida por las calles de San Andres, con tan solo 4 años, falda corta, con dos mechas colgando de la cabeza, las rodillas sucias y los zapatos limpios, ella camina sin temor por esos caminos que antes no fueron suyos. La gente que la reconoce en la calle, la saluda con un gran gesto de alegria y a la vez de tristeza, cuando va a la tienda con cinco monedas para comprar tres caramelos, es atendida por la dueña que sabe que ella es Gabrielita, coge sus tres monedas y le da siete caramelos, sin importar que le falta dinero para ello. No acepta reclamos, solo desea ver sonreir a la niña, aunque solo sea por unos dulces. Cuando pasa por el parque una madre le compra unos globos a su hija, pero al ver pasar a Gabrielita, compra dos globos mas para regalarselo a la pequeña niña de las rodillas sucias.
La señora Rosita que vive en la esquina de su calle, le corta el cabello y le hace bellos peinados, para que se vea radiante y coqueta, le regala muñecas, vestidos nuevos y zapatos. No pide nada a cambio, con verla sonreir es suficiente. La señora Rebeca, dueña de la escuela que esta a la vuelta de su casa, ha hablado con su abuela, y le ha prometido que el proximos año, la niña podra estudiar en las aulas de su colegio, sin pagar pension alguna, solo se debera comprar el uniforme y los libros. La abuela agradece el gesto y sonrie al saber que su pequeña va creciendo y la vida solo es un gran suspiro en el fondo de su corazon.
Toda la gente de San Andres adora a Gabrielita, la invitan a todos los cumpleaños de los niños del pueblo y es la que se lleva mas regalos, la dejan jugar en el patio de sus casas, perdonan sus travesuras que son pocas, entendiendo su inocencia de niña. Las personas mayores al verla pasar, no dejan de sentir un dolor en el alma, una pena muy honda que no ha cicatrizado para ellos, aunque para Gabrielita solo es una triste historia que algun dia entendera.
Hace cinco años, en ese mismo pueblo de San Andres vivia una mujer muy linda y muy joven, llamada Gabriela, que por esas cosas del destino y del amor, quedo embarazada, el padre de la criatura la abandono a su suerte y nunca mas aparecio. Sin embargo eso no le importa a Gabriela, pues ella sola veria la forma de luchar para salir adelante. Asi que cada semana se iba a la posta medica de San Andres para controlar su embarazo. Se preocupaba mucho, sabia que la historia seria diferente mientras su bebe la tendria a ella. Serian el uno para el otro y ella le enseñaria las calles del pueblo, los vecinos del lugar, las esquinas de la catedral.
Pero una noche, cuando a Gabriela le faltaba pocas semanas para dar a luz, fue secuestrada por unos traficantes de niños, la llevaron a un lugar muy lejano de su casa, y a pesar de los gritos desgarradores de Gabriela, fue despojada de lo mas valioso que llevaba dentro. La niña fue arrancada del vientre de Gabriela, dejandola morir desangrada en aquella habitacion vacia y fria, mientras se llevaban a su hija para ser ofrecida en venta en un pais lejano.
Cuando se supo del crimen, todo el pueblo quedo impactado, la policia se movilizo de prisa que pudo capturar a la mujer que secuestro a Gabriela, y tambien pudo encontrar a la niña, estaba escondida en la casa, envuelta de pañales viejos. Con los examenes respectivos se pudo comprobar que era la hija de Gabriela, fue llevaba a los brazos de sus abuelos que decidieron llamarla como su madre: Gabrielita.
La pequeña niña de rodillas sucias y zapatos limpios sigue caminando
por las calles de San Andres, sin saber que esas calles aun guardan peligro. Pero a ella no le importa, ella solo quiere jugar a las muñecas, irse a la casa de Doña Rosa para que le hagan un lindo peinado, ir a los cumpleaños y pronto ir a la escuela. Porque la vida tiene que seguir, las personas de San Andres lo saben, sus abuelos lo saben, y su madre asi lo hubiese querido.

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