martes, 10 de febrero de 2009

CALLE MELANCOLIA

La lluvia va cayendo en esta noche singular, aunque sea verano, siempre tiene que llover al menos una vez. Los papeles están tendidos sobre mi mesa en un orden que solo yo entiendo, el disco de Sabina dice que no hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamas sucedió. Son las diez y cincuenta y empecé a echarte de menos como si te hubieras marchado hace cinco minutos, me dio un ataque de histeria y corrí a buscarte por los pasillos, escaleras y calles aledañas. Sin poder entender que llevas mas de tres años sin pisar esta habitación. No se cuando comenzaron estos arranques de locura y paranoia, solo se que ya nada es igual sin ti.

Llevo tu imagen dibujada en un papel viejo, escondido entre mis exámenes de secundaria, guardo el regalo que me diste un febrero 14, como si fuese la única prueba existente de nuestra historia, llevo impregnado en mi mente el timbre de tu susurro sonoro cuando me dices que me quede una noche mas contigo. Ya no tengo mas cosas tuyas, por eso ahora me las invento. Me detengo a conversar con el escote de tus vestidos, le hago bromas al misterio que llevabas escondido bajo tu vientre, me pierdo en carcajadas cuando insinuó jugar con los lunares de tu espalda. Quizás estoy volviéndome loco, o estoy entrando a una fase inicial de desconexión total del mundo.

El disco de Sabina sigue sonando, ahora me dice que también en el infierno llueve sobre mojado, Son las once y cuarenta y ya entendí que no estas aquí, que jamás volverás a entrar por esa puerta, porque la vida no es como uno desea que fuese y los buenos deseos se van desvaneciendo con el tiempo. Me asomo a mi balcón para ver los autos brillar bajo la oscuridad, los patrulleros creando ruido y los amantes inventando pasiones. No soporto más y bajo a recorrer esas calles donde alguna vez te vieron pasar, divago entre mensajes borrosos, charlas recicladas que sueltan tu nombre, oscuras avenidas donde no hay nada mas que tu ausencia que termina abrazándome en esta noche interminable, hoy quise escribir sobre instantes vividos que terminaron en cenizas, pero esta calle me huele tanto a melancolía… que me perdí en tu recuerdo.

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