
Mientras veo los cuerpos sin vida y hecha ruinas, de personas que algunas dejaron huella en este mundo. Me pongo a pensar en lo que hicieron en vida, en las personas que pudieron amar, en las locuras que pudieron cometer, porque la vida esta hecha de eso, de pequeños sucesos que vamos dejando como piezas de rompecabezas y que luego iremos armando. Sentí un leve escalofrió, al imaginar que una de esas momias pueda ser yo, quizás si dentro de cien años se les ocurra desenterrarme.
Yo no soy un creyente, dios no es mi enemigo, al contrario, es un de mis amigos. Es por eso que podré alejarme toda una vida, pero sé que siempre estará ahí el día que yo quiera regresar. Pero no necesariamente debo de creer en él, porque a los amigos se les respeta, se les espera, se les acepta como son…. Pero nunca se les pone en un altar.
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