lunes, 21 de junio de 2010

ENCUENTRO

Te subiste al mismo metro que yo, me reconociste de inmediato, me dijiste que ahora eres tu quien me andaba buscando. Ya no traías el traje de loca hippie, ahora parecías decente y como que perdiste tu encanto, pero lo recuperaste de inmediato cuando soltaste una sonrisa. Me llevaste a Garibaldi, compraste dos tequilas y una cajetilla de cigarros, no me importa morir de cáncer si estoy a tu lado hippie loca.

Me contaste porque te subes a los metros, porque escribes acerca de morir y huir de este mundo. Yo te conté porque vine desde tan lejos sin mas que una locura en los bolsillos. Llegamos a la conclusión de que ambos estamos completamente dementes, que no tenemos cura para esta enfermedad. La segunda ronda de tequilas fueron mías, pero ya no compre cigarros porque el cáncer no es una de mis muertes favoritas. Llamamos a un mariachi y le pedimos que cante “Cielito lindo”, te regale una rosa que me costo doce pesos, tu me obsequiaste tu lapicero, con lo que habías escrito tantas barbaridades juntas, el papel aguanta todo.

La medianoche llego a la plaza, te quisiste despedir pero no pudiste, un beso interrumpió tu adiós y mis brazos ya no quisieron soltarte más. Me llevaste al hotel San Martín y sin apagar las luces, sin cerrar las ventanas, me hiciste el amor como si fuese cuestión de vida o muerte. Las rancheras aun se oyen allá afuera, son las cuatro de la mañana y un beso tuyo me despierta, seguido por el trancazo de la puerta. Te fuiste sin decir mas palabra que un te quiero, yo también te quiero pero no llegué a decírtelo.

Tu sigues tu camino, con tu andar despacio y tu mirada al vacio, caminando por la calle Montero. Será esta la ultima vez que te veré?... olvidé decirte que me voy mañana a mi país.

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