
Me senté a tu lado y te pregunte que escribías, me dijiste que escribes sobre tu funeral y sobre lo que le dejaras al mundo. Te dije que las personas como nosotros no mueren fácilmente, sino que pasamos por pequeños estados de sufrimiento, bajo pequeñas dosis de depresión, y creo que eso fue lo que te facinó mas.
Me prestaste tu cuaderno y yo te preste el mío, tu sonreíste y te burlaste de mis escritos: "y quien carajo es la tangamadapiana?". Yo me puse a leerte y te dije: "en serio piensas irte al infierno?, espero verte ahí". Te quedaste con mi pluma y yo con la tuya, te bajaste en San Antonio de Abad, despidiéndote con un beso cerca de los labios. Mientras te ibas caminando lentamente mirando al vacio, jugando con las luces de las calles, me pongo a rimar algunas frases, siguiendo tus pasos, soñando despacio, pensando en tus mañanas y tus noches, en tu eclipses y tus atardeceres. Preguntándome otra vez... si te volveré a ver.
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