La luna sale de cuarto creciente o menguante, se oculta entre las nubes tempestuosas que todo lo esconde, el viento pasa en forma desapercibida, no hace ruido ni deja caer las cosas a su paso, apenas mueve un poco las olas con un poco de culpa.
Las calles están vacías, según el reloj es medianoche y parece un toque de queda, las luces de los autos lo iluminan todo, pero también lo oscurecen todo cuando terminan de pasar, como un parpadear de ojos que observa lo que hay alrededor.
Esto es un vaivén de sensaciones frías, un sinnúmero de puñaladas por la espalda, un agonizar con la mirada cerrada, esto de no tenerte e imaginarte en brazos desconocidos, en labios que no dicen nada…en corazones que no te aman.
Las calles están vacías, según el reloj es medianoche y parece un toque de queda, las luces de los autos lo iluminan todo, pero también lo oscurecen todo cuando terminan de pasar, como un parpadear de ojos que observa lo que hay alrededor.
Esto es un vaivén de sensaciones frías, un sinnúmero de puñaladas por la espalda, un agonizar con la mirada cerrada, esto de no tenerte e imaginarte en brazos desconocidos, en labios que no dicen nada…en corazones que no te aman.
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