viernes, 22 de mayo de 2009

MIRANDOTE, MIRANDOME

Me pinte el cabello de gris, me compre una bufanda y una boina azul, un saco enorme que me cubra del frió traicionero, me busque un bastón para aprender a caminar de a tres pasos, me dibuje arrugas en el rostro y aprendí a mentir diciendo que tenia muchos mas años de los que ya tengo. Pero ella nunca se detuvo a mirarme.

Empecé a juntarme con los niños para contarles historias pasadas, de cómo llegue a ser lo que soy, como avanzaron los años sin intenciones de cuestionar el presente, de cómo envejecí tan rápido solamente por amor. Desde ahora mis documentos dirán que nací veinte años antes, que mis ojos vieron mas de lo que he vivido, que mi existencia se ha extendido hasta un punto donde ya pueda verme como un adulto maduro y sabio. Pero ella tampoco se detuvo a mirarme.

La vida tiene sus razones muy claras, aunque muchas veces los mortales no podamos entenderlas, a veces nos vamos de este mundo con más preguntas que respuestas y quizás esa sea la for
ma adecuada de vivir, cuestionándo todo, tratando de cambiar todo. Después de muchos años, al fin pude envejecer de verdad, mis arrugas fueron reales y ahora si necesitaba un bastón para poder andar a tres pasos. Pero cuando me detuve y voltee a mirarla, ella ya no estaba… ella ya andaba en otros mundos.

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