Con diez años de menos te hubiera dibujado sobre mi pecho como un tatuaje eterno, escribía sobre tus noches y al día siguiente adivinaría tus sueños tan detalladamente que pensarías que estuve contigo. Es que soy una eterna locura, el que acompaña tus gestos con el mayor de los halagos, el que sonríe con tus labios, el que te extraña cuando guardas silencio.
Con diez años de menos te hubiera amado como se ama las cosas simples, como amo la noche desde mi ventana, como amo las canciones de Sabina, como amo tus bienvenidas en mis días de soledad.
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