Durmieron en cubetas, de algún mercado artesanal, se juntaron en manadas, se entrelazaron con una cuerda, se escribieron un precio en la espalda. Lucían muy bonitas, sensibles, armoniosas, encontraron un dueño enamorado, se subieron a su coche, se asomaron por la ventana, respiraron aire fresco, se hacían bromas entre ellas, se fueron muy contentas.
Cruzaron las fronteras, conocieron los océanos, no pagaron más peaje, no tenían pasaporte, sobornaron policías, se ocultaron, pobrecitas. Se cansaron con las horas, fueron perdiendo sus colores, se arrugaron de a poquitos, pero llegaron a una mano amiga. Cruzaron la avenida, se metieron a tu calle, te tocaron la puerta, al verte salir se acercaron a abrazarte. Tú solo las miraste, lucias confundida y te oyeron decir: “no me gustan… están marchitas”. Ellas lloraron sin consuelo, te miraban desde una esquina, y con sus espinas aun sentidas, escribieron en el piso: “¿acaso no me recuerdas?... Soy lo que quedó del amor”.
3 comentarios:
Tienes un buen gusto, sin duda alguna, me gusto mucho tu escrito;
las rosas son hermosas y su vida es muy triste porque es corta, que bien que lo explicaste ^^ te doy un 10 ^_^ tu publicación me gusto, espero leerte de nuevo, sabes que es un gusto =) un beso y hasta pronto ^_^
TE FELICITO. SIEMPRE TE HE DICHO QUE POSEES UN GRAN TALENTO, Y UNA MUSA SIN INIGUAL, AQUI LO HAS DEMOSTRADO CON CRECES.
LOS MOMENTOS DIFICILES DE LA VIDA NOS DEJAN COMO REGALO LOS ESCRITOS MAS SENTIDOS.
CONTINUA HACIA ADELANTE..
UN BESO
Un deleite la lectura. Esas rosas que se dan y que quedan prendidas en alguna parte, a veces rechazadas, otras aceptadas. El amor y la flor, conjugadas y precisas, volcándose en un precioso escrito...
Un abrazo René
Tere
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