jueves, 2 de abril de 2009

MADRE QUE MIRA A SU HIJA


Llegaste en forma de milagro, con nueve meses en espera para poder darte la bienvenida entre mis brazos, poder tocarte y sentir el palpitar de tu corazón cerca al mió, llegaste con un llanto de libertad, como anunciando que es tu momento de vivir. Yo apacigüe tu llanto ofreciendo mi pecho a tus labios, te enseñe a lactar el néctar de la vida, abrigue tu frágil cuerpo con el mío y estuve a tu lado cuando viste la luz por primera vez.

Hoy eres más que un milagro, eres parte mía, la mejor de mis partes, la prolongación de mi alma, la continuación de mi espíritu. Quizás no tenga todas las respuestas, pero te aseguro que estaré contigo en la búsqueda de todas tus preguntas, tengo poca sabiduría pero mas corazón, entiendo que talvez no todas las cosas se solucionen con amor, pero estoy convencida de que el amor puede mover el mundo y es el movimiento de las cosas lo que llega a encontrar todas las respuestas. Nunca seremos perfectas, nuestra naturaleza no lo permitiría, pero si podemos aprender a vernos mejor cada día, pero no olvides que solo nos veremos mejores cuando llegamos a ser mejores.

Talvez aun no entiendas lo mucho que puedo llegar a amarte, porque esas son etapas que tú misma debes vivir, cuando te toque estar en mis zapatos, cuando puedas cobijar tus propios milagros. Yo s
olo quería observar, de este pequeño lugar, como vas creciendo tan rápido, como andas tan de prisa por los rumbos de la vida, como le vas perdiendo el temor al futuro. Algún día echaras a volar con tus propias alas, buscando tus propios caminos, luchando tus propias batallas. Y yo estaré aquí sentada, cerca de esta vieja ventana esperando por ti… y amándote cada día más.

1 comentario:

Joanna dijo...

heyyy me encanto de verdad que no me esperaba ese escrito le enseñare a la nena mañana cuidate gracias y un beso