sábado, 9 de julio de 2011

OCEANO

Y una noche quise huir de ti, de tus dolores y tus suplicios, de la tortura de tenerte y no tocarte. Levante mis velas, agite los remos y le pedí a mi brújula que me lleve muy lejos de tu isla.
Ha parado de llover, los vientos se calmaron y mi velero me ha llevado a un lugar que no conozco. Y entendí que dejaste de ser la isla que ya nadie habita. Ahora y siempre seras el océano que todo abriga, que todo lo mueve... que todo lo puede.

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