La muerte me llego un sábado por la noche, tomo forma de mujer y se metió a mi cama, me lleno de caricias, beso partes mías que nadie más se atrevió, se acomodó a mi lado, se apoyo en mi pecho para oír mis latidos, me hizo prometer que veríamos el sol cuando amanezca.
Cuando la muerte cerró los ojos yo me marche, trate de no hacer ruido y solo deje un papel con un nombre falso y un número telefónico que no era mío para despistarla. Pero hasta donde me han dicho, la muerte no cree en cuentos, cada día que pasa se que estoy viviendo gratis, aunque a veces pienso … que solo se están acumulando los intereses.
1 comentario:
La muerte siempre va ganando terreno conforme pasan los días. Siempre al acecho, siempre atenta.
Un abrazo amigo
Tere
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