
Si un día piensas marcharte tengo dos amigos listos para irme de farra, tres amigas que nunca me negarían una noche y un sofá donde pueda descansar hasta que la vida pase. Quizás el alma se caiga a pedazos, quizás llore como un niño de tres años y me ponga a buscarte en cada bar, en cada rincón, en cada historia, en cada coincidencia. Pero el plan es que nunca sepas que me duele perderte, porque lo que no puede retener un corazón… no puede entorpecer una lagrima.
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