
Él la llama al mediodia para oirla una vez mas, ella espera su llamada con ganas de decirle que lo extraña y saber a que hora llegara a cenar. Al caer la tarde ella deja los atuendos de esposa y de disfraza de mujer, se maquilla el rostro y el alma para buscar el calor de la pasion en otra piel, queriendo engañar a su cuerpo, esconder los calendarios y liberar los demonios que brotan de sus labios cuando pronuncia el nombre de aquel joven muchacho que espera por ella en esa esquina oscura muy lejos de aquel lugar.
Y al empezar la noche ella llega silenciosamente por aquel viejo pasaje oscuro que da a su puerta y sin hacer ruido se vuelve a poner sus atuendos, se despinta los labios para echarse sobre el sofa fingiendo dormir, él no ha notado ningun detalle en su sonrisa, es que ella sonrie tan lindo que hace que todo sea verdadero. Entonces le prepara la cena y le dice que es feliz a su lado y que le encanta prepararle la cena todos los dias de su vida, él esta feliz que asi sea y siente que lo que ella dice es verdad porque lo siente en el corazon.
Es que las verdades no saben de reflejos ni de miedos, se dice que las verdades son absolutas y no da derecho a replica, por eso fabricamos verdades a partir de nuestras mentiras, desechamos los cargos de conciencia y soltamos al libre albedrio nuestros sentimientos para que jueguen a ser mentiras muertas. Y deseamos que nuestros labios puedan pronunciar medias verdades sin que nadie sepa que alguna vez fueron aquellas mentiras. Talvez las verdades habitan en un planeta distinto donde las palabras son todo lo que existe, donde los cielos no se pintan de grises sino que son en blanco y negro y donde aun no ha nacido la pasion que es el origen de todos los colores.
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