
Me cuesta recojer los pedazos de mis versos regados por el piso, los aromas de tu pelo al desnudarte sobre ese colchon viejo que lleva tus inciales en su superficie, los gemidos que se llevo el viento, las horas que nunca terminan en aquel reloj sin minutero y las ganas de gritar tu nombre que casi ya no recuerdo.
Todas esas cosas o trozos de sensaciones que ahora vienen a mi de madrugada, que tararean nuestra melodia a lo lejos del pasadizo y que quieren ser desenterradas como si fuesen el cofre de algun pirata loco, yacen en una pequeña habitacion con ventana media cerrada, cortinas sucias y cama vacia... donde habita el olvido.
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