Sus cuerpos se derretian al sentirse tan cerca uno del otro, ella se movia al compas de sus gemidos y él tocaba el cielo al fundirse sobre el cuerpo desnudo de su musa. Las sabanas se incendiaban dentro de aquella habitacion y los muros transpiraban pasion en cada rincon de ese lugar secreto. Al salir del hotel empezaron a caminar por las calles oscuras como escondiendose de las miradas de la gente, ella recostaba su cabeza sobre su hombro y él abrigaba con su brazo toda su feminidad. Ella tenia nublado el pensamiento por los ratos vividos, él sentia que la tarde era interminable, el aroma a pecado era mas fuerte que el amor, ella lo amaba cuando se encerraban entre cuatro paredes y cuando salian tambien, él solo la amaba tres veces por semana y solamente las horas en que solian liberarse sobre una cama. Sentimientos que ninguno de los dos quiere enfrentar pero a pesar de todo, esos encuentros son mas fuertes cada fin de semana, quizas solo desean explotar en sus propios miedos hasta que un dia vean agonizar ante ellos mismo los restos de su pasion.
Llegada la noche ella se despide con un beso en los labios y él solo quiere tomar su mano para apretarla a su corazon y decirle que la ama como a nadie en el mundo, ella le cree porque es lo que le dice su corazon y tambien porque su cuerpo se lo ha dicho hace unos instantes. Él se oculta entre el tumulto de gente y se pierde hacia el final de la calle para volver a ser un anonimo que j le gusta jugar a inventar fantasias en el alma de las mujeres y dibujar mentiras dentro de su pecho.
Ella llega a su casa de manera silenciosa por aquel pasaje oscuro para echarse en el sofa y esperar a aquel hombre que desea verla al final de su dia, aquel que ante un dios ficticio juro amarla y hacerla feliz para toda la vida, aquel que le dio un hogar bello e inmenso y un chequera en forma de corazon.
Es que las mentiras no saben de escrupulos ni tonalidades, no saben de secretos ni tampoco de condiciones, las mentiras son ese viejo hechizo que crea felicidades pasajeras, pero felicidades al fin y al cabo. Y con el tiempo hace girar el mundo en sentido contrario y adornan de brillo las palabras que no queremos decir, son esas disculpas que le pone color a nuestros pecados... las mentiras nacieron para disfrazar las verdades.