Tendidos sobre el lecho de tu habitacion, te descubri toda bajo los rayos del atardecer. Te quite los trajes, las mascaras y el maquillaje, para deslizar mi mirada sobre cada espacio de tu piel.
Y entonces descubri que tenias versos en vez de senos, tenias rimas en vez de labios y sonetos en lugar de cabello. Y andabas sobre dos metaforas en lugar de piernas.
Y cuando me besaste senti estrofas sobre mis labios, leves melodias deliciosamente sincronizadas que dejaban oir el silencio de tu cuerpo bajo las sabanas.
A ti no te creo Dios... A ti te invento Mario Benedetti.
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