Ella odia las mañanas, las odia en realidad, prefiere la complicidad de la noche, la luna media tapada, el ruido de los gatos que parecen haber visto demonios vagando por las calles, su nombre nadie lo recuerda, solo recuerdan como movía sus caderas bajo las sabanas húmedas, como tocaba sus muslos como queriendo gatear, como se perdía entre la niebla espesa luego de meter el billete de veinte dólares en su cartera para cerrar el negocio. La noche aún no termina y hay que seguir trabajando bajo esa luna medio dormida.
La calle Palermo aun es visitada por las patrullas, ella se oculta en un callejón sin salida para no ser atrapada, piensa que sus apenas dieciséis años no son suficientes para dar testimonio de una vida, que lo mejor está por venir, quizás el próximo auto que se detenga a mirarla, rescatara a la princesa de esa calle llena de dragones. Los cuentos de hadas no existen, pero por algo han perdurado tantos años sin ser cuestionados. Los corazones no encuentran lugar en esas calles oscuras, los sentimientos prefieren esperar a la vuelta de la esquina, pero ella lleva el equipaje completo, su corta edad le permite esas imprudencias.
La lluvia empieza a caer sobre Buenos Aires, ella anda buscando un refugio para no mojarse pero aun así poder ser vista por sus clientes. Un auto se detiene a mirarla, le abre la puerta y le pide que pase para protegerse del frio intenso que azota la ciudad, no le pregunta tarifas ni restricciones, solo desea tocar su mano y saber que no está solo en este mundo. Ambos se detienen a tomar un café, hablar del pasado y las cosas que esperan del futuro, coinciden en que el amor es una circunstancia de tiempo y espacio. Ella tenía razón… lo mejor esta por venir.
La calle Palermo aun es visitada por las patrullas, ella se oculta en un callejón sin salida para no ser atrapada, piensa que sus apenas dieciséis años no son suficientes para dar testimonio de una vida, que lo mejor está por venir, quizás el próximo auto que se detenga a mirarla, rescatara a la princesa de esa calle llena de dragones. Los cuentos de hadas no existen, pero por algo han perdurado tantos años sin ser cuestionados. Los corazones no encuentran lugar en esas calles oscuras, los sentimientos prefieren esperar a la vuelta de la esquina, pero ella lleva el equipaje completo, su corta edad le permite esas imprudencias.
La lluvia empieza a caer sobre Buenos Aires, ella anda buscando un refugio para no mojarse pero aun así poder ser vista por sus clientes. Un auto se detiene a mirarla, le abre la puerta y le pide que pase para protegerse del frio intenso que azota la ciudad, no le pregunta tarifas ni restricciones, solo desea tocar su mano y saber que no está solo en este mundo. Ambos se detienen a tomar un café, hablar del pasado y las cosas que esperan del futuro, coinciden en que el amor es una circunstancia de tiempo y espacio. Ella tenía razón… lo mejor esta por venir.
3 comentarios:
Es una realidad la vida nocturna
hay muchas mujeres que lo hacen,
y tienen más de mil explicaciones
del por qué de sus actos, en fin,
me encanto que mezclaras la
realidad con la poesia, realmente
tu escrito está muy bueno,
gracias por ser amigo mío ^^
te mando un beso, cuidate y...
hasta siempre ^^
Es increible todo lo que puedes encontrar de noche, sus misterios son tantos y las sorpresas interminables, que bien deseas tener dos vidas mas para que te alcance jeje.
Gracias por tu amistad tambien, espero saber de ti mas seguido. Cuidate mucho y sigue escribiendo.
Un abrazo enorme desde mi guarida.
Alguna vez escribí sobre una flor nocturna en un escrito titulado "Non sancta". Mucho se ha escrito sobre ellas, cuyas vivencias llegan a tocar el corazón más duro. Es encantador como lo plasmas tú.
Un abrazo
Tere
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