Lo encontraron en el baño de un restaurante, abrigado con mantas viejas y una pulsera en la muñeca que no llevaba nombre, solo decía que tenía apenas diez días de haber nacido. Fue una mesera del lugar quien la encontró, luego de dar el aviso a la dueña todos en el restaurante se conmovieron. Nadie supo quien fue quien lo dejó, nadie juzgo a la madre, pero si se apiadaron del niño, con tan solo un abrigo y sin siquiera un nombre ni protección, aquel bebe fue abandonado en ese lugar sin dejar rastro alguno de su madre.
Sin embargo eso provocó que todos en el lugar tuvieran gestos de amor para el pequeño. Cuando el niño empezó a llorar, una mujer que estaba por ahí y que tenia un bebe en brazos se ofreció a darle de amamantar, incluso despojo a su niña de una de sus mantas y lo envolvió para abrigarlo. La dueña del restaurante mando a comprar pañales nuevos, una sonaja y una esponja para bañarlo, las meseras que no tenían un gran sueldo también juntaron dinero para comprarle algo. Dos mujeres más fueron llegando al lugar mientras caía la tarde, para ofrecer sus pechos y calmar el hambre de aquel niño al que empezaron a llamar “Moisés” (Salvado de las aguas”).
Ya en la noche el bebe fue llevado a la delegación policial del distrito, los policías apenados por la situación del pequeño juntaron entre todos una colecta para comprarle ropita y mas pañales, incluso la mujer de uno de los policías fue traída a la delegación para el amamantamiento correspondiente. Alguien le trajo una cuna para que lo cobije, también le obsequiaron juguetes, chupones y mas sonajas. Lo llenaron de besos, se reían de sus manitas pequeñas y recordaban que así solían ser sus hijos cuando apenas nacieron. Alguno derramo lagrimas de cariño y compasión por aquel varoncito que fue salvado del frió invierno que acosaba la ciudad.
Aquella noche los comensales del restaurante, las meseras y los policías, llegaron a sus respectivas casas, fueron a la habitación de sus hijos para abrazarlos, acariciarlos y besarlos, solo palabras dulces brotaron de sus labios, dejando oír un “Te amo” muy sincero. Aquel bebe que fue abandonado, producto de algo muy ajeno al amor, les había sacado mucho amor del corazón a todas esas personas, que ahora nesecitaban compartir con los suyos. Aquella noche, el sentimiento más simple, mas puro y en su estado original, el de la supevivencia se hizo presente en esa ciudad del sur.
Sin embargo eso provocó que todos en el lugar tuvieran gestos de amor para el pequeño. Cuando el niño empezó a llorar, una mujer que estaba por ahí y que tenia un bebe en brazos se ofreció a darle de amamantar, incluso despojo a su niña de una de sus mantas y lo envolvió para abrigarlo. La dueña del restaurante mando a comprar pañales nuevos, una sonaja y una esponja para bañarlo, las meseras que no tenían un gran sueldo también juntaron dinero para comprarle algo. Dos mujeres más fueron llegando al lugar mientras caía la tarde, para ofrecer sus pechos y calmar el hambre de aquel niño al que empezaron a llamar “Moisés” (Salvado de las aguas”).
Ya en la noche el bebe fue llevado a la delegación policial del distrito, los policías apenados por la situación del pequeño juntaron entre todos una colecta para comprarle ropita y mas pañales, incluso la mujer de uno de los policías fue traída a la delegación para el amamantamiento correspondiente. Alguien le trajo una cuna para que lo cobije, también le obsequiaron juguetes, chupones y mas sonajas. Lo llenaron de besos, se reían de sus manitas pequeñas y recordaban que así solían ser sus hijos cuando apenas nacieron. Alguno derramo lagrimas de cariño y compasión por aquel varoncito que fue salvado del frió invierno que acosaba la ciudad.
Aquella noche los comensales del restaurante, las meseras y los policías, llegaron a sus respectivas casas, fueron a la habitación de sus hijos para abrazarlos, acariciarlos y besarlos, solo palabras dulces brotaron de sus labios, dejando oír un “Te amo” muy sincero. Aquel bebe que fue abandonado, producto de algo muy ajeno al amor, les había sacado mucho amor del corazón a todas esas personas, que ahora nesecitaban compartir con los suyos. Aquella noche, el sentimiento más simple, mas puro y en su estado original, el de la supevivencia se hizo presente en esa ciudad del sur.
3 comentarios:
Uy los bebes son tan lindos e indefensos, es imposible no quererlos y es cierto que hacen sentir algo especial.Bello relato.
Saludos
Noe
Siempre habrá algo que nos llene de buenos sentimientos, tal vez ese bebe tuvo que llegar a la vida de aquellas personas para que se dieran cuentan que lo bueno siempre estara ahi, y que no importe que día tan malo han tenido siempre hay tiempo para decir te quiero =) muy buena entrada, besos y hasta siempre ^^
En el sur y también en el norte pasan casos como el que tú relatas. Increíblemente siguen pasando, seguirán existiendo "Moisés", abandonados a su suerte en medio de fríos o calores. Es de una tristeza infinita lo que relatas.
Un abrazo
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