Te quedaste entre las espinas que duelen, en las palabras que todavía buscan su significado, en las noches de silencios perpetuos. Te quedaste en todo aquello que me hace daño recordar. No soy el mismo si no estas.
Dejaste lugares oscuros entre las distancias y el tiempo de ausencia, dejaste muertos desamparados en este campo de guerra que fue nuestra cama. Dejaste mi nombre hecho cenizas, en el egoísta cenicero de tu cuerpo.
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