Me gusta hacerte el amor en ese hotel de veinte soles la noche, me gusta acariciarte de pies a cabeza, besar tu espalda, quedarme dormido en tu vientre y que el medio de tus piernas sienta mis latidos. Cuantas veces nos confundimos entre sudores y gemidos, cuántas veces hemos muerto y resucitado entre esas sabanas que casi nos pertenecen.
Sin embargo nunca te dije que te quiero ni te he pedido que me lo digas, jamás pregunte por ti al día siguiente ni he pasado a recogerte en tu trabajo de recepcionista. Nuestro pacto es explicito y cruel a la vez, hasta ahora nadie se ha quejado, nadie ha pedido un aumento de privilegios. Pero me pregunto, porque ahora, cada vez que nos mezclamos, terminamos sintiéndonos más solos que antes?. Sera que el amor aprendió a descifrar nuestras mentiras… y a comenzado a odiarnos?
2 comentarios:
hermoso, reflejo
No has perdido tu estilo...eso me gusta.
Tere
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