
Ella lo llena de besos y caricias, él no desentona a su gótica canción, responde con juegos macabros de sadismo y dolor, se enredan simétricamente sobre la cama lúgubre, dibujan huellas imborrables sobre sus cuerpos de cartón, tan frágiles como las verdades que sueltan al viento. Hablan del amor y el futuro que esta por venir, se dan sus números telefónicos, acuerdan verse el próximo fin de semana, prometen regalarse algo en sus cumpleaños y se dicen “te quiero” para terminar de coronar sus mentiras.
Después de todo solo somos cuerpos en busca de compañía, la soledad nos previene del frió pero no nos abriga, el silencio nos deja respirar pero hace falta mas que un respiro para poder subsistir. Ella se ducha, se viste y se maquilla, él le dice que se adelante pues prefiere dormir un poco, ella sale por la puerta y al cerrarla deja caer un silencio acogedor, que abriga por un instante, solo por un instante, su alma inconsolable.

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