sábado, 29 de agosto de 2009

LLUVIA CRUEL

Sentado aquí, viendo la lluvia caer, puedo ver lo simple que se hace la noche cuando pienso en ti, como aquellas gotas de rocío suelen adornar el viento y los transeúntes abandonas las calles a medida que sube la marea, dejando un brillo insolente en las aceras, un aroma a melancolía que luego nadie podrá borrar.

Escribo sobre la llovizna nocturna, sobre el viento y las calles vacías, sobre el brillo y los aromas que toma la vida, buscando desvíos a mis palabras que son solo flechas sin destino, un sinnúmeros de plegarias, una vasta porción de suplicas, un deseo inmensurable de que aparezcas por esa puerta y que me digas de una vez por todas: “volví para quedarme”.

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