
Asi que tuve que recurrir a mi ingenio y me dedique a pensar como un niño de siete años para poder entender lo que era su escuelita, no era tarea sencilla pues mi metro setenta y mis casi ochenta kilos de peso impiden que me pueda ver como de siete años y mi inmensa pereza para coger un cuaderno y un lápiz me descarta completamente como para ser estudiante aplicado. Pero no le podia fallar a mi sobrino ya que yo para el soy como un superheroe y los superheroes no le fallan a sus seguidores, sobre todo si este es un niño de siete años.
Creo que hasta invente palabras nuevas, sude como si estuviera en verano y temble como si tuviera miedo de fall
ar, pero al fin pude terminar el poema, lo llene de cosas dulces y una que otra exageracion pero por fin pude darle a mi sobrino el poema que concursara la proxima semana con los demas papas. No se si le gustara cuando lo lea, pero supongo que si, porque para los niños... los superheroes somos perfectos.

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