jueves, 21 de agosto de 2008

PROMESAS

Estaba abrazandola muy fuerte y le prometí que la amaría por mucho tiempo, no se si para siempre pero estaba seguro que cuando la haya olvidado, ya no quedarian muchas cosas que valga la pena recordar. Estaba llorando sobre mis hombros y yo apretandola tan fuerte que mi humanidad la cubria por completo y la gente que pasaba por ese lugar pensaba que estaba solo bajo aquel árbol de aquel parque oscuro. Tantas veces la bese que mis labios se llevaron un poco de su aroma al despedirme, me acomodo el abrigo, me limpio las mejillas, me tomo de la mano para dejarme un crucifijo y decirme que a donde vaya aquella cruz me cuidara por ella.

En una noche de hotel casi desnudos bajo esas sabanas que nos cobijaban le dije que la amaría por siempre, que nunca mas llegare a amar a alguien como la ame a ella. Aunque en esas circunstancias muchos amantes dicen siempre quererse para toda la vida, en ese momento yo creí en mis palabras y en verdad pensaba que lo nuestro llegaria al infinito. La bese como solo besan los amantes, acaricie sus temblores, navege por su desnudez como un naufrago intenta salvar su vida para llegar a su isla y le prometí muchas mas cosas aquella noche en que en un pañuelo rosado me dejo su número telefonico y me dijo un "adios" tan despacio que no creia que era para siempre.

Estaba frente al mar sentado junto a ella, su cabello revoloteaba de manera coqueta, sus labios humedecian los mios con tan solo verlos y sus manos buscaban un poco de protecion alrededor de mi cintura. Nunca le dije que la amaba aunque mi corazón lo demostraba a gritos, talvez sea por orgullo, por egoismo o simplemente por miedo a saber que no soy amado con la misma intensidad. Pues en verdad yo la amaba tanto, que si la vida terminaba en ese instante, yo no tendria ninguna queja para el todopoderoso. Pero la vida siguio transcurriendo y aquella noche antes de marcharse me dejo un anillo para que lo lleve siempre y me acuerde de ella esté donde esté, yo me quite la pulsera y se la puse en la muñeca creyendo que con eso ella tampoco me olvidaria.

La vida pasa sin pedir permiso, el tiempo pasa tan rapido que no da espacios para sentarse a pensar en todo lo que uno vivió. Somos piezas de ajedrez que el destino juega con el azar, envejecemos sin desearlo y nuestro cabello se vuelve gris con los dias que pasamos escribiendo sobre hojas amarillas. Y no nos damos cuenta que la vida ha pasado, que la felicidad son solo escenas cortas que caen en nuestro camino y que debemos recojer cada uno de ellos para momentos como este, saber que alguna vez fuimos felices. Aun tengo aquel crucifijo en mi gabeta, tambien tengo aquel numero telefonico y aun conservo ese anillo que ya perdìó el brillo... pero ya olvide las promesas que hice para obtenerlos.

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