El escritor fue al concierto invitado por una amiga del cantante. El cantante siempre celebra su cumpleaños haciendo una tocada en un bar del centro de la ciudad. La noche es joven, virgen pero lujuriosa, la lluvia se asoma y la gente va llenando el bar.
La amiga presenta el cantante al escritor y ambos se dan un abrazo sin nunca antes haberse visto. El escritor y el cantante nacieron el mismo día así que no es tan raro que se lleven tan bien.
La tocada empieza y la amiga pide 2 tragos empezando la charla. Ella confiesa primero que es lesbiana, que tiene una pareja esperando en casa y que anda muy enamorada. El escritor se ríe y pide 2 tragos más. Ambos cuentan pasajes de sus vidas, de los viajes que hicieron y personas con quien se toparon. Y se dan cuenta que no son tan distintos, que la vida a veces es un circulo, un espiral donde siempre volvemos al punto de partida.
La mesa se llenó de copas y de risas, llegaron más amigos, el bar se llenaba de gritos y la noche ya había perdido su virginidad. Terminó la tocada y el cantante se sentó en la mesa del escritor y pidieron cerrar el local, era momento de celebrar el cumpleaños.
El escritor no es un personaje sociable, pero cuando esta de tragos es el tipo más divertido del mundo. El cantante tampoco es muy sociable, pero con los tragos hace de todo, menos cantar.
Eran las dos de la mañana y la amiga tiene que irse, el escritor la acompaña a tomar un taxi, ambos caminan un par de calles y antes de irse, ella le confiesa que no es lesbiana, que siempre dice eso para espantar a los lobos que siempre buscan acostarse con ella. Le da un beso y deja su número de celular al escritor y le dice que deben pactar un segundo encuentro. El escritor solo sonríe mientras la ve, tan linda y tan ebria, pensando que tanto se enojaría si le dice que él también quiere acostarse con ella.
El escritor regresa al bar, ya están todos borrachos, el cantante ya ha olvidado los nombres, solo ríe, ríe y no para de reír. Empiezan a hablar de música, de acordes, de instrumentos y alguna que otra anécdota de viaje. En un extremo de la mesa está un tipo demasiado ebrio hablando a gritos, pero todos lo respetan porque es el guitarrista de un cantante muy famoso. Empiezan los agarres en los rincones del bar, las peleas por quien fue mejor o peor baterista, los rajes de fantasía por no saber quién es quién.
Son las cuatro de la mañana y el cantante es llevado en hombros por sus amigos, ya no puede más. El escritor se hace amigo del borracho gritón y las parejas siguen fajándose en el baño, los pasadizos y las escaleras del bar. Cuando las ganas llegan de golpe, no importa el lugar.
La fiesta ha terminado. El cielo se hizo azul, las luces de los faroles decoran la gran avenida. El escritor camina por la calle, con una canción en los audífonos y un cigarrillo, pensando en la amiga que conoció hace horas. Toma su celular y la llama para preguntarle si podrían verse mañana, ella acepta y acuerdan la hora y el lugar.
Pero el escritor sabe que no existe el mañana, que cuando acabe la resaca, él perderá la memoria. Y quizás algún día, cuando las musas se vayan, el escritor tomará un lápiz y podrá dibujar una historia muy parecida, sobre un cantante, un escritor….y aquella mujer que quizás jamás existió.
1 comentario:
Un concierto más que termina en borrachera...jejeje.
Abrazos
Tere
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