Recuerdo que era sábado por la noche, ella salió del trabajo y se subió dos horas y media a un bus para estar conmigo. Caminamos por un arenal y compramos una sopa para compartirlo entre dos, ya era medianoche y mientras dormíamos se oía la gotera de mi techo inundar la habitación. Ella se levantó y puso recipientes bajo cada agujero que tenia mi techo para que no se inunde mi cuarto. Luego nos abrazamos, oyendo caer las gotas de lluvia que dejaban una melodía con sabor a "amor del bueno". Yo le di un beso y solo alcance a decirle : "te quiero mucho...feliz aniversario".
Ha pasado el tiempo, mi casa ya no tiene goteras, pero ella ya no esta. La extraño tanto que a veces quiero agujerear el techo a ver si aparece del silencio para salvarme de la inundación. Pero ella no vendrá.
Este escrito es para ella. A ver que hace el destino con nosotros...pero gracias por salvarme, de las tantas inundaciones que tenia mi vida.
1 comentario:
La vida y sus vueltas, tantas como para tapar los agujeros de techos y de almas. Me sigue gustando leerte René.
Un abrazo
Tere
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