Ellos planearon un viaje a Acapulco, entre el caos y la locura que invadía sus vidas en ese entonces.
"Nuestras caminos podrían cambiar en cinco minutos. Yo podría morir cruzando esa esquina y tu podrías encontrar al amor de tu vida en aquel restaurant"
"Nuestras caminos podrían cambiar en cinco minutos. Yo podría morir cruzando esa esquina y tu podrías encontrar al amor de tu vida en aquel restaurant"
- "Tengo las llaves del depto de un amigo, podemos pasar ahí el fin de semana" le dijo él.
"Órale pues. Le ponemos gasolina a mi coche y en ocho horas llegamos" le dijo ella, casi emocionada, casi.
- "Acapulco es tan bueno como sale en el programa de El Chavo?"
- "Es mucho mejor que eso, te va a encantar. Y deja de nombrar ese pinche programa. Me cae"
Quedaron en encontrarse en tres días en aquella misma tienda de Oysho de la avenida Insurgentes. Ella se despidió con un beso, se subió a su auto azul y él regresó al depto de su amigo para seguir escribiendo.
Ella se mezcló en la soledad de su sala, observando fotos de su vida pasada, tomando un tequila mientras fumaba, mirándose al espejo y preguntándose "a donde se fueron mis sueños?"
El se perdía en los bares de la Plaza Garibaldi, bebiendo cerveza y cantando rancheras tratando de buscar historias que nunca llegaron.
El se perdía en los bares de la Plaza Garibaldi, bebiendo cerveza y cantando rancheras tratando de buscar historias que nunca llegaron.
Ellos jamás se volvieron a ver. Ella recibió la oferta de trabajo que estaba esperando hace años y él tomó un avión a su país para terminar sus vacaciones. Se despidieron por teléfono prometiéndose cosas que jamás cumplieron. Los amantes pierden la memoria muy rápido, sobre todo de lo que no pudo ser.
Ella se cruzó con la muerte una noche lluviosa tiempo después y él encontró al amor de su vida en esa ciudad de donde venia huyendo.
Acapulco solo era un pretexto. En cualquier mar, en cualquier ciudad, en cualquier momento....la vida sigue sucediendo.
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