Ir de paso en cada estación se ha vuelto una rutina, siento desgastarme cada vez que respiro y creo morir un poco mientras duermo. Veo abandonar mi cuerpo cada noche para dejar un escrito, diluirme en palabras que quizás nadie terminara de leer, me volveré un conjunto de comentarios sinuosos, vagos, lleno de eternos vacios. A veces soñar se vuelve un lejano martirio, que coquetea con mis pesadillas.
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