Creo que llegaré a viejo, estoy haciendo todo lo posible para que eso suceda, he dejado de beber como un loco, salgo a correr en las mañanas, ahora duermo de noche y existo de día, y ya no como en aquella esquina donde hacen las mejores hamburguesas de Lima. He decidido envejecer dignamente para ver enterrados a mis enemigos y poder pisar las flores de su tumba en su entierro.
Me he dado cuenta que ya no tengo enemigos, todos ellos me han indultado al haberme visto en el piso, echando sangre de las venas, muriendo por una pena de amor. Pobres tontos, pensaron que no podría levantarme una vez más. Yo no quiero llegar a viejo sin enemigos, necesito tumbas que pisotear cuando llegue a los ochenta. Luego de esta última copa, saldré del bar y empezaré a dar de patadas a todo el mundo… algún enemigo tengo que encontrar.
2 comentarios:
Un sueño común, llegar a viejo, que estoy más cerca que de la juventud, pero vamos, con ánimo y como tu haces, un poco de cuidarse por aquí y por allá y seguro que pisoteas esas tubas... jajajjajaj.
Un abrazo trovadicto.
¡Vaya! Preciosa filosofía del que sigue herido.
Abrazo
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