Ahora ella me miente como diciéndome que ya no necesita de mi, que ya mi tarea está hecha. Sus mentiras adornan su belleza, yo nunc

a dejare de quererla, ella siempre será mi niña mala. Aunque a veces extraño su inocencia, sus ideas locas de que el mundo es perfecto y las historias de amor siempre tienen un final feliz. Cuando la conocí era tan débil que me decía a mi mismo: “A ella cualquiera podría herirla… menos yo”.
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