El pacto era morir en seis años, Casandra, aquella bruja española me lo dijo sin pestañear, no podía equivocarse, todavía tengo tiempo. Pero las pesadillas han vuelto, yo que nunca recuerdo lo que sueño, ahora despierto de madrugada pidiendo auxilio, invocando cada detalle de lo que me toca soñar. Había abandonado los bares y los desvelos para dejar un cadáver decente, ahora debo reordenar mi vida, o desordenarla si me pongo más exacto.
Hay una botella de tequila en mi mesa de noche, siete números telefónicos de amigas que podrían acompañarme el fin de semana, tengo muchos amigos que les gusta ser amigos cuando hay un poco de alcohol sobre las copas, tengo un alma que ya está vendida, un cuerpo que se va pudriendo y un corazón que ya no quiere vivir… ni siquiera seis días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario