sábado, 17 de abril de 2010

HISTORIA DE UNA PRINCESA IV

Los años pasaron mientras la vida solo observaba por la ventana, temerosa de ser parte de ese milagro conducido por el destino que a veces no es tan generoso. Sin escudos, sin mascaras, había decidido amar sin límites ni temor a las consecuencias, pero perdí. El amor no es cualquier brisa que pasa por tu puerta, es un huracán salvaje y cruel que derriba todo a su paso, empezando por los miedos. Teniendo el corazón herido y todavía sangrante por los recuerdos que tal vez nunca se irán, aparece ella entre ese tumulto de gente que ahora viene a consolarme, la princesa que pensé nunca más volver a ver, se sienta a mi lado y se ofrece a secar mis lagrimas, como una vieja amiga que se queda contigo cuando ya la última estrella del firmamento se ha borrado.

Pero aquella princesa no es la misma de la última vez, y yo tampoco soy el mismo. Me cuenta que también ha sucumbido a los caprichos del destino, pero que sigue en pie, porque si algo le ha regalado la vida que llevó, es esa fortaleza para mantenerse en pie cuando las cosas se ponen duras. Aquella princesa ahora está enamorada, pero enamorada en serio. Los ojos le brillan cuando me habla de él, su príncipe de sangre roja. Me cuenta que ha empezado a soñar de nuevo, que los días le parecen estupendos con solo leer un mensaje suyo en el celular, que hacía mucho que no se sentía tan bien en los brazos de alguien, como si el tiempo que pasan juntos fuese como volar sobre una alfombra.

Hay algo en que la princesa y yo nos parecemos, nos reconocimos enseguida cuando me lo confesó. Cuando las cosas buenas llegan a tu vida, pensamos que somos tan imperfectos que en algún momento lo vamos a echar a perder, eso nos produce miedo y no permite que vayamos al siguiente paso. Pienso que el amor siempre te producirá miedo, porque vamos dejando cosas en el camino, recuerdos, formas de vida, incluso nuestra patologías se van curando de a poco cuando empezamos a amar de verdad.

Yo la abrazo muy fuerte y le digo que no tenga miedo, que solo disfrute el momento, que siempre tendrá un espacio al lado mío por si la vida la vuelve a golpear, eso es lo que hacen los amigos. La princesa me mira y me dice que será feliz, que piensa que su historia como princesa va terminando, o tal vez recién empieza. El amor abre y cierra capítulos con una facilidad abominable. Vemos juntos el amanecer, me despierta su reloj que le dice que es hora de partir. Ahora nadie deja mensajes de despedida, solo un beso en la mejilla que nos durara hasta el próximo encuentro. Sin embargo antes de irse me dice muy bajito al oído: “Espero que vuelvas a escribir de mi… creo que me lo merezco”.

5 comentarios:

Tatiana Aguilera dijo...

El amor abre puertas y crea historias, sucumbimos con una facilidad increible, los ojos nos delatan y la sonrisa se nos pega en la boca...Si tu corazón hoy está herido, mañana cicatrizará y como esa princesa retomarás el camino de los sueños..
Un abrazo.

MIZPAH dijo...

Ya has vuelto a escribir...
;)

MIZPAH dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Rembrandt dijo...

Que bueno es tener un buen amigo , y si es "especial" , mejor todavía.

No sé como llegué hasta aquí , pero me alegro mucho de haberlo hecho , me encantaron tus blogs (ambos).
Te seguiré visitando.

Saludos
REM

Unknown dijo...

Gracias por llegar, quizas de casualidad...pero llegaste y eso es lo importante.
Espero que te siga gustando mis escritos. Me pone muy contento tener una nueva lectora.
un beso en la frente.