Te quiero incluso antes de conocerte, me hablaron de ti muchas veces, me decían que tenga cuidado al encontrarte, porque luego no iba a querer dejarte ir. Uno nunca está preparado para estas cosas, solo lee acerca de ellas en los poemas de Mario Benedetti o se entera de algo por las canciones de Edgar Oceransky.
Cuando te conocí acepte estar contigo enseguida, me hice un adicto, un obsesionado por amanecer entre tus piernas, sin saber que cada “buenos días” viene con un “buenas noches”, que siempre un “hola” termina con un “adiós”. Ahora que no estás más aquí, ahora que tu voz no acompaña mi sonrisa, puedo comprender porque Mario Benedetti escribe tan lindo y ya sé porque Edgar Oceransky canta como los dioses.
2 comentarios:
Qué razón tienes!!!
Y aún cuando te hubieran prevenido...de todas maneras caes en la garras y si te sueltan...duele.
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