miércoles, 22 de julio de 2009

EL (segundo)

El esta sentado frente al mar, lanzando piedras desde la orilla, sus manos tiemblan de frió, pero nada le impide disfrutar de la brisa y el sonido de las olas. Tiene un abrigo que le costado muy barato pero que lo mantiene caliente, su cabello se ondea mientras las olas golpean las rocas del muelle. Son las cuatro de la tarde, él aun permanece ahí sentado, queriendo atrapar musas que divagan entre la espuma del mar y piensa que a veces es tan sencillo ser feliz.

La noche se asoma tan despacio que se puede presentir, empieza a llover
sobre el cielo de Lima, es hora de partir. Pero él aun permanece sentado, esperando que salga la luna, para luego coger un papel en blanco, una pluma gastada, acomodarse el cabello, para empezar a escribir sobre los momentos exactos en que uno siente que es tocado por dios.

1 comentario:

Teperepe dijo...

Tengo la sensación de que he leído algo parecido hace ya algunos años. Ese mar de Lima que alberga corazones tristes o almas vagabundas esperando ser poseídas por la musa. Me ha encantado, sobra decir ¿eh?.


Otro abrazo René
Tere