El viaja quince horas solamente para poder verla, darle un abrazo y decirle “te quiero”.
Ella espera, siempre espera, porque la vida esta pendiente de su eternidad.
El lleva dos cuadernos en blanco, tres lápices, un ipod y una cámara digital.
Ella no lleva nada, piensa que las cosas te terminan atando a la rutina y al miedo.
El no la ha visto hace catorce años, desde que era un niño, anhela saber como esta.
Ella convive con el olvido, el pasado se desvanece como el sol de la mañana.
El aun recuerda su sonrisa, sus manos gastadas, su cabello blanco.
Ella piensa que la soledad es parte de su naturaleza, es su manera de envejecer en paz.
El baja del bus y recorre a pie las distancias que lo separan de su antigua casa donde pasó su niñez.
Ella se sienta en su puerta, viendo como desfilan los bueyes y las mulas, para ir a trabajar.
El llega a su casa, la encuentra sentada, le da un abrazo y le dice: “te quiero tanto abuela”
Ella lo abraza muy dulcemente, le sonríe, acaricia su cabello, y le pregunta: “quien eres tu?...”
Ella espera, siempre espera, porque la vida esta pendiente de su eternidad.
El lleva dos cuadernos en blanco, tres lápices, un ipod y una cámara digital.
Ella no lleva nada, piensa que las cosas te terminan atando a la rutina y al miedo.
El no la ha visto hace catorce años, desde que era un niño, anhela saber como esta.
Ella convive con el olvido, el pasado se desvanece como el sol de la mañana.
El aun recuerda su sonrisa, sus manos gastadas, su cabello blanco.
Ella piensa que la soledad es parte de su naturaleza, es su manera de envejecer en paz.
El baja del bus y recorre a pie las distancias que lo separan de su antigua casa donde pasó su niñez.
Ella se sienta en su puerta, viendo como desfilan los bueyes y las mulas, para ir a trabajar.
El llega a su casa, la encuentra sentada, le da un abrazo y le dice: “te quiero tanto abuela”
Ella lo abraza muy dulcemente, le sonríe, acaricia su cabello, y le pregunta: “quien eres tu?...”
1 comentario:
Eso pasa por dejar pasar el tiempo sin frecuentarse. El viaje largo con la esperanza de saber de los seres más queridos y más olvidados.
Catorce años para el reencuentro son muchos, solo espero que no pasen tantos luego de esa primera vez,porque el rostro sigue cambiando y la memoria a veces es corta.
Un abrazo para tí y otro para tu abuela.
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