El concierto esta por empezar, el teatro esta casi lleno, la gente de los últimos asientos pifia muy fuerte para que ya empiece la función, los aplausos de las primeras filas no se hacen esperar, son casi las diez de la noche y el escenario esta listo, solo una silla que se ve muy cómoda, una pequeña mesa sobre la cual descansa una botella de vino y una copa, es lo que basta para una velada inolvidable. El artista esta por salir, el público se entusiasma porque al fin llegara el momento esperado.
Sin embargo yo aun me siento perdido, me veo extraño como si ese no fuese mi lugar, como si le robe la vida a alguien. A mi lado hay un asiento vació que emite nostalgia, que me recuerda lo solo que estoy en noches como esta, donde el amor se hace presente en forma de melodías desencadenadas por un trovador. Me gustaría extrañar un pasado distinto, pero nunca lo hubo, siempre fui el bicho raro que se colaba a los conciertos sin acompañante.
El concierto esta empezando, la luna se derrite con la lluvia allá afuera, las estrellas van tomando sus asientos para detenerse a escuchar, las luces se apagan y el silencio del público invade el teatro. Pero aquel asiento vació permaneció intacto toda la noche, los pliegues de su franela quedaron tal como lo dejaron, todos se preguntaban sobre la persona que se perdió el concierto, algo malo le habrá sucedido murmuraban. Mientras tanto yo me paraba para salir del teatro, con las manos dentro de mi abrigo, mirando a mi alrededor emocionado y mis dedos jugueteando con dos boletos dentro de mi bolsillo, deseando que algún día pueda llegar la persona que llene aquel asiento de a lado.
Sin embargo yo aun me siento perdido, me veo extraño como si ese no fuese mi lugar, como si le robe la vida a alguien. A mi lado hay un asiento vació que emite nostalgia, que me recuerda lo solo que estoy en noches como esta, donde el amor se hace presente en forma de melodías desencadenadas por un trovador. Me gustaría extrañar un pasado distinto, pero nunca lo hubo, siempre fui el bicho raro que se colaba a los conciertos sin acompañante.
El concierto esta empezando, la luna se derrite con la lluvia allá afuera, las estrellas van tomando sus asientos para detenerse a escuchar, las luces se apagan y el silencio del público invade el teatro. Pero aquel asiento vació permaneció intacto toda la noche, los pliegues de su franela quedaron tal como lo dejaron, todos se preguntaban sobre la persona que se perdió el concierto, algo malo le habrá sucedido murmuraban. Mientras tanto yo me paraba para salir del teatro, con las manos dentro de mi abrigo, mirando a mi alrededor emocionado y mis dedos jugueteando con dos boletos dentro de mi bolsillo, deseando que algún día pueda llegar la persona que llene aquel asiento de a lado.
3 comentarios:
hola!!!! poeta pasete por mi blog que te tengo un regalo!!!
http://nanyka-vampirik.blogspot.com/
A veces es mejor estar solo que mal acompañado...pero tienes razón, eso de ir a conciertos y no poder comentar nada de la emoción que transmite el trovador debe ser muy difícil y lastimoso. En fin...que estoy segura encontrarás ese alguien que te acompañe a eventos tan importantes como ese y algunos más en la vida.
Un abrazo
Tere
Si quieres un cómplice para acompañarte a estar solo (aunque sea escuchando a Ismael Serrano ;D), puedes contar conmigo...
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