martes, 6 de enero de 2009

EL SUR TAMBIEN EXISTE

El tío Francisco tuvo que viajar a los Estados Unidos para poder mantener a sus cuatros hijos que todavía estaban muy pequeños, en mi país no había mucho futuro en esa época, los sueldos eran miserables y el no quería que sus pequeños pasen necesidades. El se marchó una noche de Marzo con las maletas llenas de fe y de amor por sus seres queridos, paso tres años de su vida trabajando doce horas diarias o quizás mas, pero mensualmente enviaba dinero para su esposa y con eso ayudaba a mantener a sus hijos, en esos tiempos no habían muchos teléfonos en su pueblo como ahora los hay, asi que nunca se podía comunicar con su familia en todo ese tiempo, salvo dos o tres cartas que escribía para ellos y que el servicio de correo demoraba varios meses en entregar. Eran tiempos difíciles pero había que afrontarlos con valentía, mi tío pertenecía a esa mayoría de gente de mi país que no tenía muchas opciones para escoger.

Luego de pasado los tres años mi tío regresaba con las maletas llenas de regalos para todos sus hijos, la fe y el amor necesitaban maletas más grandes asi que mi tío se los guardo en el corazón. Pero los finales felices se hicieron para las fabulas y los cuentos. Mi tío tenia que regresar a trabajar otra vez a los Estados Unidos, el dinero es un villano cruel que muchas veces te esclaviza, luego de pasar tres meses con su familia, mi tío tuvo que irse nuevamente a trabajar por tres años mas y así se envolvió en ese circulo vicioso que es trabajar duro, lejos de su familia, con la única idea de que no les faltara nada a sus hijos, nada excepto un padre que los abrace y le diga lo mucho que los quiere y que daría todo por ellos, hasta su libertad. Y siempre hacia falta dinero para algo, la educación de sus cuatros hijos, la casa propia donde puedan vivir, el tratamiento a alguna enfermedad grave o para pagar toda la carrera del hijo que quería estudiar para ser policía.

Han pasado veinticinco años y mi tío solo pudo ver a su familia por espacios de tres meses durante todo ese tiempo. No vio a sus hijos cumplir años, se perdió conocer a la primera novia de su hijo mayor, no llego a ver como su hijo menor recitaba un poema por el día del padre en su escuela y tampoco llego a estar en el matrimonio de sus hijas. Su familia vivía en un pueblo donde la gente tampoco tenia muchas opciones por escoger, sus hijas se casaron y tuvieron hijos, pero sus maridos también tuvieron que irse a trabajar a los Estados Unidos por tres años y regresaban solo por unos meses para ver a su familia. En mi país no toda la gente sonríe, hay mucha gente que oculta sus rostros en la oscuridad de la pobreza, porque no tiene muchas cosas para sonreír, y también existe esa gente que le da la espalda a esa realidad, los que prefieren no ver lo que su país le esta mostrando. La indiferencia es una de las razones por la que mi país es más pobre de lo que parece.

Mi tío Francisco tiene ahora mas sesenta años pero sigue viajando a los Estados Unidos a trabajar, pero ya no lo hace por necesidad, sino para sentirse bien consigo mismo, pues la gente de su pueblo nunca puede estar un solo día sin trabajar, en su pueblo no existe la jubilación, dicen que un hombre de verdad trabaja hasta el ultimo día de su existencia (y eso no es ni remotamente negociable). Ahora mi tío tiene varios nietos, muchos de ellos están estudiando y desean tener una carrera profesional para poder hacer en lo que mas le gusta, asi tendrán mas opciones para escoger y no tendrán que irse lejos de su familia para trabajar. Al fin esa cadena se podrá romper y mi tío podrá sonreír como tanto deseo… como tanto deseo desde aquel día en que viajó por primera vez.

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