Si contigo aprendí a ver el vuelo de las aves, a detenerme y escribir sobre las cosas sencillas, moverme de acuerdo al ritmo de las olas, a esperar que baje la marea para gritar tu nombre, a expresar mis sentimientos entre la espuma, aprendí a ser gris, agua tibia, espejo de quien me mira, eco de quien me escuche. Si tú lograste pulir esta roca rudimentaria que se volvió arcilla en tus manos, que comprendió no ser la última palabra, ni tampoco el más cruel de los canallas, porque nunca me enseñaste a despedirme del todo.
Porque hoy guardas silencio?, porque te ocultas bajo esas flores?, a donde se fueron tus palabras, porque me haces tanta falta ahora que me siento incompleto, y cuando pido consuelo… solo me dan pésames.
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