martes, 19 de octubre de 2010

ANHELOS

Estas sentada ahí, a tres mesas frente a mí, con tu libro de Simone de Beauvoir entre las manos, explorando aquellos universos paralelos que se construyen en mentes ajenas que luego serán nuestros, de vez en cuando me miras, cada siete páginas para ser más exactos, tus ojos verdes se deslizan entre los mostradores y caen como flechas rotas a este blanco lleno de sombras. Soy el tipo menos indicado para quererte, no tengo nada de romántico y tartamudeo al hablar mientras sonrió a medias, siempre a medias. Tengo el corazón hecho un blindaje, mi piel tiene un cierto desgaste por el uso y las tantas camas que he visitado, ya no tengo ese pelaje de mi adolescencia, ahora me llaman señor sin poder serlo remotamente.

Pero tú sigues ahí leyendo sobre dilemas existenciales, buscando rutas de escape, sorteando los obstáculos entre tu vientre y mi cintura, observas lentamente como va cayendo mi hombría, como me acobardo en aumento al saber que me miras. Anhelo acercarme a tu asiento, cerrar tu libro y pedirte que te cases conmigo, que tengamos un hijo a quien llamaremos Joaquín, jurarte que trabajaré duro por los tres, que cada domingo habrá asado en la cocina y que te llevaré lindas rosas cada fin de mes.

Anhelo que aceptes mi propuesta, anhelo que me abraces, anhelo que existas, anhelo no tener que inventarte para poder escribir.

1 comentario:

Teperepe dijo...

Bienvenido al mundo de los que inventamos quereres.


Abrazos
Tere