viernes, 11 de noviembre de 2011

CONFESIONES II

Debo confesar que te he mentido, que cada vez que digo cuanto me gustas, no estoy siendo tan exacto, es que sencillamente no hay manera de explicarlo. Debo confesar que cualquier pretexto es bueno para verte, que te invito un café, un vino, un almuerzo o sencillamente que hoy te extrañe. Tengo que reconocer que te me haces sumamente necesaria, que destruyes mis rutinas de lunes a viernes, que no hay nada mas glorioso que tus sábados.

Debo confesar que no soy bueno diciendo las cosas, es por eso que las escribo, que mi boca jamas podrán ganarle a mis manos, pero por ti espero aprender y decirte las cosas como si fuese un chimpancé que desea ser humano. Un noche cualquiera me gustaría hablar de tus labios, que con solo tocarlos me dan vida, me despiertan como si fuera un sapo encantado. Ser tu príncipe, tu mendigo, tu escudero o tu villano. Sin preguntas, sin mañanas, sigo siendo lo que tu quieres que sea.

Empiezo a nacer con el amanecer sobre tu piel, con tu respiración a mis espaldas, ser ese detalle que se posa en tu desnudez. A esta mañana no le falta nada, tengo el sol rozando las cortinas, el agua fría que espera ser traspasada por nuestros cuerpos. Tengo la sensación de que podre verte una vez mas, siento que me lo he ganado, que solo es cuestión de pactar con el calendario. No me preguntes por que lo hago... solo dejame intentarlo.

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