jueves, 3 de febrero de 2011

ROMEO Y JULIETA

Te conocí sin saberlo, aquella tarde en que tu camino tropezó con el mío. Tú me pediste disculpas y yo te di las gracias. Aquel día entendí que dios juega ajedrez con nosotros.

Me enamoré entre tus piernas, encerrado en esas cuatro paredes de aquel hotel sin nombre, encendí las luces para saber que no estoy soñando. He notado que eres real y llevas forma de orgasmo, tu silueta era la pieza que le hacía falta a mi rompecabezas. La pasión solo es un adorno que va cayendo de tu cintura y tus sudores son el manantial de ese paraíso que es tu cuerpo.

He muerto tres veces sobre tus senos, la noche gris de tu partida, he pintado con mis líquidos el teorema triste de nuestra despedida, ya nada nos pertenece, ni siquiera lo que fuimos. Atrás va quedando esa historia, que habla de un Romeo y una Julieta… intentando envenenar a su Shakespeare para no morir.

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