Te imagino llegar un día, con una rosa entre los dedos, unos pétalos que agonicen ante tu belleza, opacada por tu aroma y murmurando de envidia de lo lindo que caminas por esa calle de un solo sentido.
Te imagino abrazarme tan fuerte que me quedo sin respirar, pero me das tu aliento para seguir viviendo. Quiero imaginarte así, feliz, generosa, desafiante, y no entre lagrimas como cuando me dijiste “adiós… volveré por ti”.
1 comentario:
Volverá...Después de leer todos éstos sentidos borradores, es imposible no darse una segunda oportunidad.
Un abrazo.
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