miércoles, 23 de enero de 2008

EGOS


La tarde se hacia corta ante sus sentidos, ella sonreia de la forma que siempre lo hacia... aunque un poco mas entusiasmada, el solo miraba aquellos labios rojos que parpadeaban ante el sol que se asomaba por aquella ventana.
Ella pareciera que solo existia ella en el inmenso universo y el creia que el tiempo ibas hacia atrás, ella se alborotaba el cabello, ese cabello ondeado que le llegaba hasta debajo de los hombros, que tenian ese aroma a flores, y a él le encantaba oler ese aroma, él extendia su brazo por aquellos hombros y sentia que la mañana recien empezaba, ella sonreia ante aquellas manos algo gastadas por el tiempo, y se sentia unica e inigualable ante las demas, su yo se sentia como una rosa en pleno crecimiento ante una primavera completa, el le daba regalos, ella le daba sonrisas, los regalos eran comprados con distinta intencion al de alegrar a la otra persona... y las sonrisas que ella daba eran tan incompletas como sus ganas de amar.
Esa tarde caminaron por un parque lleno de flores de distintos colores, como caras tenian sus rostros. Ella se sentia querida, deseada, mimada, engreida.... y él se sentia util, activo, con la idea de poder hacerlo todo, se sentia joven. Caminaron por distintos lugares, lugares oscuros, lugares claros, y lugares sinceros tambien. Pero ese lugar fue por el que ellos pasaron mas de prisa, los ojos de ella no tenian lagrimas como tantas noches que en su cama lamentaba el no ser igual a las demas, porque se sentia rara con los 112 kg. que su alma a tenido que llevar todos los dias de su vida, y que hacian que ella se sienta sola casi todas las noches, y para consolar ese vacio tenia que buscar alguien que le dee un poco de su atencion, aunque sea de la manera equivocada..... pero en cambio él, sus piernas no sentian el cansancio que muchas veces sentia al caminar por los parques solamente con sus recuerdos de compañera, y las manos, las manos de él no temblaban como antes, sus manos se sentian tranquilas al estar con alguien como ella, sera talvez porque le daba las vida que el sentia que se le desgastaba, o talvez porque queria darle el tiempo que perdia a alguien como ella o talvez porque los 29 años de ella andulzaban y hasta hacian olvidar que él tenia 73 años.
Amores raros, amores desviados por ideas ajenas a ese bello sentimiento, pero que servian para vivir, servian para no caer en el abismo de la depresion y la soledad, ese abismo que ellos conocian muy bien y por eso no querian regresar.
Aquella tarde al despedirse, ella sentia los labios de aquel rostro gastado y con varias lineas que marcaban sus años, que le daba un beso en señal de un "hasta pronto" , ella sentia que ese beso se lo daban con deseo, con unas ganas de que no se terminara, y él a cambio recibia sus manos , esas manos suaves que casi toda mujer tiene, esas manos que se contagiaban con las suyas, y que juntas hacian como un cofre donde cada uno guardaba sus complejos y sus demonios.
Aquella tarde él la dejo ir por aquel camino largo para que ella regresara a su casa, y ya en su habitacion sentia que las cuatro paredes oscurecian cada vez mas, como todas las noches. Pero habia algo iluminando aquel pequeño cuarto, lo que iluminaba eran sus ganas de verlo mañana otra vez. Para el mismo paseo por aquel parque de distintas flores de diferentes colores como caras ellos tenian. Mañana lo ira a buscar aquel tipo mayor, que descansa en su cama, pero que no duerme porque sus complejos lo desvelan y solo desea que llegue el dia siguiente... para seguir con su cuento de principes y hadas.

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