sábado, 19 de enero de 2008

PASAJERA

Subi al autobus y ahí estaba ella, sentada en la misma fila del asiento que da a la ventana. Con el cabello no tan corto, medio rubio y sujetado para atrás, su piel se veia suave desde donde estaban mis ojos, sus manos parecian tener petalos de rosa entre los dedos y su apretada falda corta me mostraba sus bien contorneadas piernas, aquella muchacha sin nombre ni apellido, sin direccion ni telefono se asemejaba tanto a una sirena.
Pero ella no estaba sola, alguien la acompañaba a su lado, un novio talvez. Él la tomaba de la mano y la miraba con algo de ternura, ella respondia a sus ojos con caricias sobre su rostro, él la tomaba de la cintura para perder sus manos en las aberturas de su saco. Ella sonreia como si la mañana recien empezara y hacia que la tarde se vuelva corta ante sus labios. Ella era bellisima y no iba sola en aquel autobus.
Yo tomaba unas hojas escritas por Emile Cioran, para repasarlas un poco, miraba desde aquella ventana las calles que pasaban ante mi, y fue entonces que me tope con sus ojos, tan claros como la tarde y tan bellos como su sonrisa. Fue entonces que los escritos de Cioran ya no me parecieron tan interesantes, me perdi en los ojos de aquella muchacha, y queriendo leerle la mirada solia parpadearle poco a poco para hacerle saber que la tengo en mis ideas. Ella sonreia a mi mirada tomandose de la mano de aquel chico, y entonces sus labios se cruzaban con los labios de él para confundirse en un beso, para luego seguir mirandome mientras el bus aceleraba por aquel camino que me iba a llevar a casa. Solo sonreia a sus ojos, y ella se perdia en aquellos brazos ajenos sin despegarme la mirada, como queriendome provocar un cambio de lugar y de papeles. Pero no me gusta retar a mi suerte, al menos no aquella tarde. Segui tomando mis hojas de Cioran y retomar la lectura que habia dejado por aquella muchacha. Volvia a las palabras sutiles y los verbos violentos tratando de perderme en el texto. Pero los ojos de aquella muchacha me seguian inquietando, sus labios poseidos hacian que mi cuerpo se escarapele para luego distraerme y despues envolverme en un sueño que tenia a sus labios como fatal protagonista. Fueron minutos de intensas miradas y de bellas maniobras de nuestras manos para que aquel muchacho no se diera cuenta de aquella "aventura corporal".
Llego el momento de bajar a mi destino, me levante lentamente de mi asiento despidiendome con los ojos, y al avanzar ya no quise mirar hacia atrás, porque toda aventura es pasajera y no tiene lugar en mis recuerdos del dia siguiente, baje por la escalera del bus para seguir mi camino hacia mi hogar. Solo voltee por tres segundos para despdirme de aquel bus que talvez no vea en muchisimo tiempo, ella aun estaba ahí, mirandome para saber a donde me dirigia y seguirme con sus bellos ojos claros. Entonces me quede quieto en aquel lugar para despedirme de aquella bella muchacha sin nombre ni apellido, sin direccion ni telefono... mi bella inspiracion del dia.

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