Son casi las seis de la tarde y mi día termina. Lo digo casi literalmente. Lo que viene después es casi rutina, caminar diez cuadras viendo la gente cruzarse conmigo, sentir el silencio como cae de golpe, aunque mi reproductor ponga las canciones de Serrat o Delgadillo, puedo sentir el silencio. Las calles que ya no me dicen nada, los buses que van a cualquier parte, menos a donde yo quiero llegar.
Están las luces multicolores que invaden la gran avenida, tiendas por todos lados que venden lo que casi nunca hace falta. Ahora pongo a Sabina en los audífonos, en el cine están estrenando “Dracula” y han cerrado el pase hacia la avenida Naranjal, los autos sueltan las bocinas, pero yo aún siento el silencio. Que es ese silencio que siento? De dónde viene? Que lo está provocando?
Llego a mi destino, cierro la puerta y las cortinas, apago las luces y pongo el celular en “muda”. Busco el disco de Ramazzoti, el que está en italiano, y cierro mis ojos para imaginar otra historia, otra muy distinta a esta….una donde no tengo que ocultarme del mundo.
Están las luces multicolores que invaden la gran avenida, tiendas por todos lados que venden lo que casi nunca hace falta. Ahora pongo a Sabina en los audífonos, en el cine están estrenando “Dracula” y han cerrado el pase hacia la avenida Naranjal, los autos sueltan las bocinas, pero yo aún siento el silencio. Que es ese silencio que siento? De dónde viene? Que lo está provocando?
Llego a mi destino, cierro la puerta y las cortinas, apago las luces y pongo el celular en “muda”. Busco el disco de Ramazzoti, el que está en italiano, y cierro mis ojos para imaginar otra historia, otra muy distinta a esta….una donde no tengo que ocultarme del mundo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario