Mi soledad se ha quedado en el balcón mirando la luna, ha
pasado toda la noche ahí, quieta y silenciosa, solo mirando el cielo que no
sabe de distancias. No quise interrumpirla, solo me recosté sobre sus piernas…
y me quede dormido.
sábado, 23 de febrero de 2013
SOLEDAD 9
Mi soledad ha incendiado mi patio, ha juntado todos sus
recuerdos y encendió un cerillo, no necesitó de combustible, todo su pasado
estaba lleno de sucesos inflamables. No me dio explicaciones, tampoco se las
pedí. Solo guardaba silencio en una esquina mientras la veía silbar una
canción… una de Oceransky.
SOLEDAD 8
Mi soledad prende el televisor, mira las noticias y luego le
cambia al canal de los deportes. Se asoma a la cocina y se prepara un café para
no dormir. Estas madrugadas se hacen larga con mi soledad cerca de mi cama…
hablándome de sus propias soledades.
SOLEDAD 7
Mi soledad se ha ido, he buscado cada rincón de la casa y no
la encuentro. Cierro las cortinas, apago las luces, solo quiero dormir para no
sentirme vacío. Unos labios me despiertan, unas manos que no son mías me
abrigan el rostro. Aquella mirada que me llena de alegría ha cruzado la puerta,
me dice que ya no estoy solo… ella ha llegado para quedarse esta noche.
SOLEDAD 6
Hoy desperté y mi soledad me acariciaba el cabello, me
pregunto que había soñado, que me escucho temblar de madrugada. Solo se dedicó
a tomar mi mano mientras me tranquilizaba, cerro las cortinas y me abrigo los
pies para calmar mis sueños. Mi soledad cuida de mí, no me da razones, yo
tampoco las necesito esta noche. Yo quiero pensar que todas las soledades son
parecidas.
SOLEDAD 5
Mi soledad ha desaparecido, la deje jugando con mis libros
mientras quitaba las telarañas del techo, la busco, la llamo, pero prefiere
permanecer escondida. Quizás solo duerme, tal vez ha huido buscando otros
dementes como yo.
Quizás se aburrió de mí y ya no quiere ser soledad.
Quizás se aburrió de mí y ya no quiere ser soledad.
SOLEDAD 4
Hoy mi soledad me lleno de respuestas, sin yo haberle hecho
ninguna pregunta. Me hablo en muchos idiomas: latín, guaraní, francés y hasta arameo. Se paró frente a la ventana y
empezó a bailar y gritar como una vieja señora. Jalo las cortinas, dejo caer la
luz sobre mi cama y con sus garras quiso despedazar mi almohada.
Mi soledad se ha vuelto loca… pero me empieza a caer bien.
SOLEDAD 3
Hoy mi soledad me ha hablado, me pregunto mi nombre, y luego
de reírse, me dio el suyo antes de marcharse. Para mi sorpresa, su nombre no
era “soledad”… sino “esperanza”.
SOLEDAD 2
SOLEDAD 1
Tengo una soledad clarita, limpia, nuevita, todavía con
etiqueta. Pero ya no tiene precio, se volvió invaluable, lujosa, solo apta para
pobres de espíritu.
lunes, 11 de febrero de 2013
EN OTRA VIDA
Empecemos esta historia con un animal nocturno cansado,
cansado de sí mismo, de la noche, de las camas vacías, de las mujeres que al
empezar el día, dejaran vacía esa cama que se ha vuelto mi refugio. Al terminar
el fin de semana no existían más nombres, ni números telefónicos, solo quedaba
un cuerpo cansado de vivir de la misma manera todas las noches de su vida.
Aquel animal nocturno conoció una mujer bella, tan dulce
como bella. No fueron cosas del azar, mientras vivía a mil hora, esa mujer ya
estaba ahí, permanecía lejana, atenta, dejando su compañía cada cierto tiempo
para luego desaparecer. Cuando todas se iban, ella permanecía ahí, en mi
memoria, en mi agenda y en ese rincón de palabras con que llenaba mis hojas en
blanco.
He dejado esa vida, he dejado mil noches aun no vividas, ya
no me hacen falta. Empecé a perseguirla como si fuese mi última oportunidad.
Ella acepto quedarse conmigo, pero por momentos le llenaban las ideas de
marcharse, de desaparecer, y yo sin formas de retenerla. Ya no soy el de antes,
ya no me atraen los pecados, ni los
excesos.
Esta historia recién empieza, pero quizás para los demás ya
no resulte tan interesante. La ultima locura que hice por ella fue irme a vivir
solo. Alejarme un poco de todo y buscar en mi mudanza nuevas formas de madurez.
Ella piensa que vendrán a mi cabeza nuevos proyectos, nuevas metas, que he
estado muy dormido todo este tiempo, que viviendo solo voy a pensar como un
adulto, que el cielo es el límite y que yo puedo llegar. Deseo ser la persona
que ella se merece, darle lo que quizás nadie le podrá dar, una extraña
combinación de aventura y felicidad en este nuevo camino.
Escribo estas palabras desde mi nuevo hogar, un segundo piso
de una casa muy lejana a la anterior. Lejos del mar pero más cerca del silencio,
con una cama y una computadora que albergara mis nuevos escritos sobre esta
experiencia nueva para mí. Ya no tengo temores, solo sueños en espera. Me
acompañan mis libros, mis discos de Silvio y Sabina. Y cada fin de semana,
levantarme temprano, limpiar la casa, ordenar la alcoba y esperarla con el
corazón en la mano… listo para recibirla en mis brazos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)