
Era mediodía y su bus estaba por partir, mi vida podría terminar en aquel momento. Pero solo hice un gesto de dolor, como si se hubiera quebrado algo dentro. El reloj no se detenía, a diferencia de mi respiración. Mientras salía de la terminal de autobuses pensaba como empezar a escribir. Me había alejado tanto tiempo de mis cuadernos.
A veces el amor duele, pero no precisamente con las despedidas. El amor duele simplemente... porque es amor.
1 comentario:
Los cuadernos pueden estar empolvados pero siempre se regresa a ellos. Un bus con destino a la eternidad. Puede ser...¿verdad?
Abrazo
Tere
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