sábado, 12 de enero de 2013

CARTA A JOAQUIN


Hace mucho que no te escribo Joaquín, ha pasado tanto tiempo desde la última vez. Que ha sido de mí? Te contare que ya no soy el mismo que conociste. He dejado de pintar en mis cuadernos, he dejado los bares y los caminos oscuros. He dejado de vivir de noche, o mejor dicho, morir de noche. Ahora despierto a las seis de la mañana para irme a trabajar, llevo traje, camisa y zapatos negros. Te reirías mucho si me ves ahora, tan bien peinado y con perfume olor a madera. Ahora miro ambos lados antes de cruzar las aceras y hasta me he comprado un seguro de vida, no te imaginas la cantidad de dinero que valgo, siento que estoy estafando a la empresa de seguros.

Recuerdas cuando nos conocimos por primera vez? yo tenía ese peinado ridículo, esas zapatillas que no combinaban con nada y ese gusto estrambótico por el color rojo. Vivía de noche y dormía de día, no sabía la diferencia entre cerveza o vino, entre whisky o tequila. No conocía la ciudad, solo la imaginaba salvaje, indomable y sangrienta. Pensaba que las malas compañías eran las mejores. Como ha pasado el tiempo, mis manos hablan por sí solas, como ha pasado la vida.

Sigo viviendo en esa misma esquina, tercer piso con vista al mar, aquel viejo sofá que iba frente a mi ventana ya fue retirado, ahora yace entre las tantas cosas que he desprendido de mi pasado. Los amigos se han ido, uno por uno, dicen que a mi edad es lo más normal del mundo, aunque siento que pude hacer algo más por retenerlos. Joaquín, mis padres están bien y te quieren conocer, al igual que mis hermanas. Les dije que el tiempo se encargará de cumplir esos milagros. Tu ausencia voluntaria de alguna forma le hace bien a la espera. Todo llegará en su momento.

Joaquín, debo confesarte que he conocido a alguien muy especial y que quiero tanto, se podría decir que ella me ha salvado la vida, o en todo caso, me la ha devuelto. Ya no me desvelo en aventuras paganas, ya no salto de la cama, asustado, pegando gritos de madrugada, ya no busco refugios porque ella es mi refugio. Ella me ha dado pequeñas dosis de felicidad que ha logrado adormecer al escritor que creí llevar dentro, aquel poeta que necesitaba tristezas y recuerdos oscuros para llenar sus cuadernos. Siempre te dije que la felicidad es mala consejera para escribir, uno pierde la objetividad de las cosas, ve el mundo perfecto y a colores. Pero el mundo jamás será perfecto. Porque nosotros mismos no somos perfectos. Entonces solos nos queda ser felices.

A ella la conocí por esas hermosas coincidencias que a veces dibuja la vida, el tiempo se encargó de convencerme que esta sería la mejor de mis historias. He aprendido a cocinar con ella, tendrías que verlo Joaquín, es cierto que a veces quemo las cosas, pero creo que aprenderé con la práctica. Hemos visto muchos amaneceres juntos y eso es lo más lindo, saber que la vida vuelve a empezar teniéndola a mi lado. Mis últimos escritos fueron hacia ella, y ahora este último que te escribo a ti. Ya no me siento un poeta, solo un tipo más que busca su felicidad en las cosas sencillas. Desearía tanto que fuese ella la que te haga ver la luz, que tome tu mano y te dé la vida. No sabes las ganas que tengo de que eso suceda, verte llegar una mañana de Setiembre, pegando gritos y hacer de mi vida un caos, un hermoso caos con el que aprenderé a convivir. Nunca estamos listos para ciertas cosas, a veces nunca deseamos estar listos, a veces el miedo nos hace más precavidos y fortalece nuestras deficiencias.

Hace mucho que no te escribo Joaquín, sabrás perdonar las ausencias, los espacios en blanco, la memoria, mis pequeñas dosis de felicidad. Ya te conté lo que ha sido de mí, ya viste que no soy el mismo que conociste, casi todo ha cambiado, menos las ganas que tengo de abrazarte muy fuerte un día… y que me digas: papá.


4 comentarios:

MIZPAH dijo...

Es complicado asimilar que la felicidad nos hace perder la magia de ser poetas... y aunque esos instantes nos hacen pensar que sólo eso vale la pena, también hay que admitir cómo se echa de menos la necesidad de plasmar en la nada ese sentimiento que sigue vigente en nuestro corazón.
Fantásticas palabras.
Nadie podría haberlo expresado mejor...

Animal Nocturno dijo...

Gracias por seguir leyendome, a pesar de las ausencias. Un abrazo

Profesor Fernando dijo...

la verdad que tienes una elocuancia y una forma de escribir muy interesante me ah gustado mucho espero poder seguir leyendo tus escritos un abraso

Sólo una Mujer dijo...

Ojalá Joaquín llegue muy pronto a vuestras vidas....

:)